PUNTO
DE PARTIDA Y DE LLEGADA: APRENDER A ENSEÑAR Y ENSEÑAR A APRENDER.
Si
hubiese que resumir en una frase cuál es uno de los cometidos fundamentales del
profesor, ésta sería: «enseñar a aprender”
a los estudiantes, con el fin de que aprendan a aprender y a pensar».
Para ello, el
profesor debe saber enseñar a aprender, es decir, utilizar las
estrategias de enseñanza que conduzcan al estudiante en esta dirección.
¿Por
qué hay que enseñar a aprender?
No nacemos sabiendo aprender ni
sabiendo estudiar. En cualquier profesión, antes de ejercerla, hay que
aprender los contenidos y las estrategias para desempeñarla bien. ¿Por qué no
hay que hacer lo mismo con la profesión de «estudiante»? ¿Cómo va a aprender
quien no sabe hacerlo porque no le han enseñado? ¿Cómo un profesor de Inicial, Primaria, o Secundaria, puede mandar estudiar su área si antes no les ha enseñado a estudiarla,
es decir, a aprenderla.
¿Por
qué los procedimientos o estrategias de aprendizaje y los valores, actitudes y
hábitos tienen, al menos, la misma importancia que los conceptos?
Si no
sabemos cómo aprender (procedimientos), no aprenderemos lo que debemos
aprender, y si nuestra conducta no se adecua a unos criterios morales claros y
rectos, de nada sirve saber mucho y saberlo aprender, porque utilizaremos mal
nuestra libertad y pisotearemos la dignidad que nos corresponde como personas.
HACIA
UNA
METODOLOGÍA OPERATIVA Y PARTICIPATIVA
Lo importante no es que los
profesores «enseñen», sino que los alumnos «aprendan». Ningún profesor enseña bien si sus alumnos no aprenden. La
sociedad, o los padres, pagan a los profesores para que los estudiantes
aprendan, lo que obliga a aquéllos a buscar los métodos de enseñanza que mejor
promuevan el aprendizaje; y hoy por hoy, los datos existentes al respecto
están a favor de los métodos operativos y participativos.
Nadie aprende lo que no quiere
aprender, y si el aprendizaje está en función sobre todo de aquello que elabora
uno mismo, es obvio que interesa utilizar métodos activos en los que los
alumnos soporten fundamentalmente el peso en las situaciones de enseñanza-aprendizaje.
Importa, pues, más lo que hace el alumno que lo que hace el profesor. Si en un
método de enseñanza la actividad la lleva predominantemente el profesor, es
éste quien de verdad aprende, y no el alumno. Sin embargo, si la actividad la ejecutan
sobre todo los escolares (orientados, ayudados y motivados por el profesor),
son éstos quienes más aprenden, que en definitiva es el fin que se persigue.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario